El nivel de conocimiento y exigencia se intensifica cuando la función de auditoría supone el tercer nivel de aseguramiento sobre el cumplimiento normativo, la ética, valores, principios y gobernanza de la organización.

Lo primero que habría que preguntarle a cualquier profesional que quisiera asumir el rol en sus diferentes categorías es: ¿estás seguro?. Y es que, ejercer como auditor de compliance supone un gran desafío y entraña una enorme responsabilidad.

Varios son los aspectos a considerar a la hora de establecer cuáles son los criterios que deben ostentar dichos expertos. Sin embargo, en este artículo nos centraremos tan solo en el aspecto inicial como punto de partida: la doble capa.

Y, ¿en qué consiste? Pues “muy sencillo”. No solo hay que ser un “crack” en compliance, lo que resulta evidente por la especialidad material, sino también un verdadero “hacha” en auditoría, derivado de la propia función operativa.

¡Vaya. Vaya!

Así que, cuando preciséis de los servicios de este tipo de figuras o queráis desarrollaros en esta profesión, no queda otra que cuestionarse: ¿superhéroe o pirata-villano? <<Porque no se puede ser un buen auditor de compliance, si nos falta alguna de las dos mitades>>. Y es en este punto donde el conocimiento y la experiencia en ambos campos, lo son todo.

Por ello, aprovecho para compartir la reciente actualización de las Normas Globales de Auditoría Interna, documento confeccionado y publicado por el Institute of Internal Auditors , las cuales entrarán en vigor en enero de 2025.

Sin duda, un guía de cabecera en el marco de la auditoría que ofrece rigor y contribuye a la profesionalización del campo.

Se encuentra integrada a su vez, por dos bloques. Un primer sector en el que se tratan los quine principios base que inspiran y garantizan la efectividad de la función, así como los requerimientos necesarios que afianzan la calidad y el correcto desarrollo de los servicios de auditoría.

Finalmente, la segunda parte ofrece una serie de consejos y mejores prácticas sobre determinadas áreas como el sector público, la sostenibilidad, el fraude y la prevención de riesgos, los elementos y tácticas de comunicación, así como el desarrollo del liderazgo y dirección de la función.

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